Cuáles son los avances en el Acuerdo de Complementación Económica con Chile
El tratado de integración comercial, que ya tiene tres años, si bien logró algunas mejoras todavía tiene varios puntos por lograr; la Argentina debe avanzar en la informatización
A tres años exactos de la firma del protocolo adicional que introdujo el acuerdo comercial entre la Argentina y Chile dentro del ACE Nº 35 que rige entre este último país y los Estados parte del Mercosur, conviene repasar en qué aspectos se ha avanzado en su instrumentación.
En relación a la facilitación del comercio, que se enmarca dentro de la iniciativa propulsada por la OMC, el ritmo de instrumentación de reformas, pandemia mediante, ha sido muy lento.
Oportunamente habíamos comentado que se trata de un verdadero tratado de integración comercial entre nuestros países, con disposiciones de todo tipo, desde las que tienen que ver con los obstáculos técnicos al comercio, pasando por las de fomento a las mipymes, inversiones y de adquisiciones públicas, entre otras.
En relación a la facilitación del comercio, que se enmarca dentro de la iniciativa propulsada por la OMC, el ritmo de instrumentación de reformas, pandemia mediante, ha sido muy lento.
Si bien en este lapso nuestro país ha remozado algunos regímenes allí mencionados, poco se ha avanzado en general en el desarrollo de otras mejoras.
El acuerdo hace mucho énfasis en la informatización e intercambio de datos entre las administraciones, con el objetivo de que los procedimientos de declaración y control sean más ágiles e inteligentes.
Algunas ya se encontraban, incluso a la firma del acuerdo, en un grado de avance importante, como la informatización del MIC/DTA y el seguimiento electrónico de los tránsitos, así como los pagos de gravámenes o de la certificación de origen.
También las declaraciones tanto de importaciones como exportaciones ya se tramitaban electrónicamente y con digitalización de sus documentos de apoyo, siguiendo el modelo Indira para el intercambio de datos entre las administraciones a fin de que el análisis y gestión de riesgo sean automatizados.
Los desarrollos informáticos ya se realizan bajo el Modelo de Datos de la Organización Mundial de Aduana (OMA), siguiendo el modelo Indira. También se mantienen sistemas de gestión de riesgos para concentrar los esfuerzos de control en las mercaderías peligrosas y facilitar el desaduanamiento del resto, utilizando medios no intrusivos, reduciendo la inspección física.
Aunque algunas medidas van a paso lento, como las que disponen que se admitirán copias digitales o impresas de los documentos requeridos, y que si un organismo cuenta con un original, otros podrán utilizar su copia digitalizada. Esto, en concordancia con el objetivo de avanzar en el desarrollo de ventanillas únicas de comercio exterior (VUCE) de cada país, sobre el que Chile le lleva la delantera a Argentina por varios cuerpos. En el país trasandino, hace más de 10 años se creó la plataforma SICEX, un único punto de acceso tanto exportaciones como importaciones, con registro único de operadores, pagos en línea, seguimiento y trazabilidad documental. Esta ventanilla única, que representaba en 2018 casi el 80% de las exportaciones chilenas, ha permitido la optimización de los costos de almacenamiento, inventario, mano de obra, transporte e impresión de la cadena de comercio exterior, aportando gran competitividad al sector exportador trasandino, y en especial para las pymes. En la actualidad existen aproximadamente 35.000 productos disponibles para exportar a través de SICEX (mineros, agrícolas, industriales, forestales, pecuarios, químicos, vitivinícolas, salmónidos, servicios, entre otros) y para 2019 piensan lograr un 90% del valor total exportado y al 20% del valor de importaciones.
En cambio, en nuestro país la VUCEA comenzó en 2016 y recién tomó forma en 2017 con las exportaciones agrícolas bajo el control de SENASA y las vitivinícolas, a cargo del INV. Si bien representó una importante mejora junto con la plataforma Trámites a Distancia, los cambios de gobierno y problemas presupuestarios han demorado la extensión al resto del nomenclador. Relevar normas, procesos, registros, formularios, organismos, requisitos y demás entidades que intervienen en nuestro Comex es una tarea titánica que requerirá equipos profesionales, decisión política y liderazgo en la gestión durante varios lustros para comenzar a ver resultados similares a los de Chile.
En cuanto al fortalecimiento de los programas de operador económico autorizado (OEA), recientemente nuestro país actualizó la normativa de este régimen, otorgando más beneficios a una de sus categorías, dándole prioridad ante contingencias, en el uso de escáneres y en la asignación de personal aduanero para el control físico o documental de la operación. Pero aún falta la celebración de un acuerdo de reconocimiento mutuo entre Chile y el Mercosur, que permitirá que las validaciones otorgadas a un Operador Económico Autorizado en un país sean reconocidas por los otros.
Otro punto que aún está muy lejos de alcanzarse tiene que ver con la posibilidad de los sujetos de cualquier país para solicitar a cualquiera de las administraciones una resolución anticipada respecto a la importación de una mercadería en su territorio. Estas resoluciones permiten obtener la clasificación arancelaria oficial de una mercadería aunque también podrían versar sobre la valoración aduanera o la aplicación de devoluciones, diferimientos o exenciones de derechos. Este objetivo es actualmente de muy difícil realización si se tiene en consideración que recién este año la Aduana argentina ha sido mucho más activa, multiplicando varias veces la cantidad de artículos clasificados que en otros años, aunque la demora sigue siendo de hasta 5 años en llegar a tener una respuesta.
Por último, sigue siendo un gran desafío para los gobiernos de ambos países lograr la armonización de normas que afectan al comercio internacional, tanto para mercaderías sujetas a medidas sanitarias y fitosanitarias como aquellas sometidas a obstáculos técnicos, teniendo en cuenta que de este lado de la cordillera muchas tienen que tramitar licencias no automáticas.
Martín Clément